Durante la campaña 2018/19 el consumo de fertilizantes descendió muy ligeramente respecto a las cifras del periodo anterior. El consumo global se retrajo un 1,4%, situándose en 5 millones de toneladas. El consumo de nitrógeno bajó un 3,6% y un 9% el de potasio y, por el contrario, aumento el consumo de fósforo un 5,7%.
Durante la campaña 2017/18 el consumo de fertilizantes ha aumentado respecto a las cifras del periodo anterior. El consumo global subió un 3,8%, alcanzando la cifra de 5,1 millones de toneladas. El consumo de nitrógeno aumentó un 5%, 8% el de fósforo y, por el contrario, se redujo el consumo de potasio, casi un 8%.
Los agricultores europeos deben producir alimentos de la mayor calidad, cada vez en mayor cantidad, minimizando el impacto ambiental y conservando el entorno; todo ello, con disponibilidades de suelo y de recursos limitados. Para alcanzar este objetivo es necesaria una estrecha colaboración de los agricultores con la industria.
Incluso siguiendo las mejores y más respetuosas prácticas agrícolas, los suelos cultivados suelen tener una tendencia inexorable a perder materia orgánica, debido al aumento de la velocidad de mineralización que conllevan las prácticas agrícolas y a la presión del clima mediterráneo.
Los datos del sector indican que el consumo de fertilizantes en 2017 ha sido superior al de 2016 y que la presión de mercancía de importación está condicionando la estructura del mercado.
Si anteriormente, en post previos, veíamos el futuro prometedor de las nuevas tecnologías y el IoT en un sector como el nuestro, no debemos olvidar que ninguna revolución es fácil de llevar a cabo. Los grandes cambios siempre han requerido de paciencia y sobre todo de formación para ser aceptados por todos los agentes involucrados. Es en este punto de la expansión donde nos encontramos con ciertos obstáculos que están ralentizando la implantación global de soluciones tan eficientes y rentables como las que estamos tratando.