La economía mundial mejoró, pero se registraron numerosos acontecimientos negativos; catástrofes como tormentas e inundaciones afectaron a diversas poblaciones. Los avances en educación fueron insuficientes a pesar del masivo desarrollo de la digitalización. A pesar de ello, la pobreza extrema continúa disminuyendo y la calidad de vida aumenta gracias a la innovación y a la tecnología.
Resulta paradójico que teniendo que reducir las emisiones de amoniaco para evitar el calentamiento global, la urea de terceros países esté sustituyendo a los nitratos amónicos europeos, fertilizantes más eficaces, eficientes y con menor huella de carbono.
Muchos son los avances y los esfuerzos tecnológicos que se han realizado enfocados al área de la agricultura de precisión y muchas las soluciones de las que hoy disponen empresas y agricultores para sacar el máximo partido de una explotación. Sin embargo ahora se abre un mundo de nuevas posibilidades para el sector. Ha surgido la oportunidad de conectar todas estas soluciones a internet. La aparición de nuevos sensores y actuadores y el abaratamiento del acceso a nuevas tecnologías están favoreciendo que se dote todos estos dispositivos y herramientas con la capacidad de conexión a la red.
Como hemos visto en el post anterior, "Agricultura inteligente (Parte 1): Un contexto idóneo para la revolución tecnológica", la creciente preocupación por la sostenibilidad, la calidad y la cantidad de las producciones agroalimentarias no es sencilla de resolver con métodos tradicionales. El objetivo del sector es ahora encontrar nuevas soluciones que permitan optimizar al máximo el uso de recursos y tierra cultivable.
El Banco Mundial ha publicado su informe Enabling the Business of Agriculture (EBA) 2017. En él se analiza el nivel de desarrollo del sector agrícola de una serie de países en base a indicadores referidos a 12 temas relevantes.
El imparable crecimiento de la población mundial sumado a la necesidad de limitar el uso de los recursos naturales y la aplicación de insumos, están llevando al sector agrícola a la buscar nuevas soluciones que den respuesta a este nuevo contexto. La utilización de las nuevas herramientas tecnológicas y el desarrollo de internet se presentan como imprescindibles en la agricultura del siglo XXI.