Se habla mucho de las unidades totales de nutrientes que un cultivo necesita, pero sin tener en cuenta para ese cálculo, ni las características de la variedad ni el tipo de manejo ni la calidad del abono aportado.
La evolución de la superficie de fruta dulce a nivel nacional (200.000 has aproximadamente, sin incluir cítricos), obtención de nuevas variedades y nuevos marcos de producción, así como las normativas de calidad establecidas por la UE, obligan al agricultor a un mejor conocimiento del cultivo. En cuanto a nutrición, el papel de la potasa es esencial para la mejora en producción y calidad del fruto, siendo un factor de calidad y sanidad vegetal.
La actual coyuntura de este cultivo hace que en la actualidad se cotice la fibra a precios favorables para la búsqueda de altos rendimientos productivos, sobre todo en el caso de las variedades de fibra larga.
Un nuevo contexto en la explotación del cultivo de la viña, marcado por regulaciones y limitaciones referidas a la calidad del mosto obtenido, obliga a la investigación de técnicas de fertilización más precisas y eficientes.
La situación actual de la agricultura obliga a los productores a buscar la máxima eficiencia en cuanto al manejo de sus explotaciones, buscando máxima producción y calidad, así como una optimización de los inputs.
Aun han sido pocos los agricultores que han realizado una de las labores más importantes para el correcto desarrollo de los cereales que es el aporte del abono nitrogenado.