Según el Inventario Europeo de Emisiones (EMEP), el 94% de las emisiones proceden de la agricultura y el 80% de éstas proceden de fuentes orgánicas, de ahí los beneficios de una correcta gestión de nutrientes que supone la reducción del impacto ambiental, el incremento de la productividad y la preservación de la biodiversidad. Las buenas prácticas promueven, además, una mayor rentabilidad de la explotación.
Durante la campaña agrícola 2016/17, a pesar de las nefastas condiciones meteorológicas habidas, se ha registrado una ligera recuperación de la demanda de fertilizantes respecto a las bajísimas cifras de la campaña anterior, 2015/16.