Los aminoácidos están íntimamente relacionados con los mecanismos de regulación del crecimiento y desarrollo vegetal. Algunas hormonas vegetales se encuentran unidas a aminoácidos o proceden de la transformación de éstos, lo que indica el importante papel que puede tener la aplicación de aminoácidos libres como fertilizantes.
¿Qué beneficios ofrecen a las plantas?
- Aumentan la permeabilidad celular y la absorción y traslación de los iones nutrientes.
- Aumentan la floración, disminuyendo el número de abortos florales regulando los procesos osmóticos.
- Indispensables para una excelente floración, combinados con micro elementos incrementan el peso y sabor de los frutos.
- Potencian la absorción de nutrientes minerales, facilitando su transporte a través
de la savia. - Aceleran la recuperación de plantas sometidas a condiciones adversas, tales como: trasplantes, transportes, heladas, viento, granizo, poda, asfixias, efectos tóxicos de tratamientos fitosanitarios, etc.
- Equilibran el metabolismo de las plantas.
- Rápida asimilación, tanto foliar como radicular.
- Acción inmediata.
- Aprovechamiento total.
- Aumento de la producción, calidad y retraso del envejecimiento.
- Ahorro para el cultivo.
Las plantas pueden absorberlos tanto por vía radicular como por vía foliar:
- Por vía radicular, serían absorbidos igual que el nitrógeno nítrico o amónico y la savia los repartiría por toda la planta.
- La vía foliar es la más utilizada, ya que pueden aplicarse conjuntamente con otros tratamientos como abonos foliares, fitosanitarios, herbicidas, etc., trastocándose los aminoácidos desde las hojas al resto de la planta. La aplicación foliar es más eficiente a corto plazo que la vía radicular, aunque esta última es la aconsejable para favorecer el enraizamiento tras el trasplante, fundamentalmente en hortícolas.
¿Cómo obtener estos aminoácidos?
Estos se obtienen por hidrólisis de proteínas.
La hidrólisis significa la ruptura de las proteínas en las unidades que las forman. Tras el proceso de hidrólisis se obtiene una mezcla compuesta mayoritariamente por aminoácidos libres, aunque también contiene en menor proporción pequeñas cadenas de aminoácidos. La planta únicamente puede utilizar los que son libres.
Las proteínas empleadas para su obtención pueden ser de origen vegetal o animal. Las más aconsejables para su empleo como fertilizantes son las de origen vegetal, ya que contienen los del tipo que emplean las plantas en las concentraciones usuales en ellas.
La hidrólisis del material proteico para su transformación en aminoácidos libres puede realizarse por medio de enzimas proteolíticas (hidrólisis enzimática) o por ataque con ácidos concentrados como ácido clorhídrico o sulfúrico (hidrólisis ácida). La hidrólisis enzimática se realiza en condiciones suaves (aproximadamente de 60 ºC de temperatura) por moléculas que selectivamente van rompiendo las cadenas de proteína y liberando aminoácidos.
Por el contrario, la hidrólisis ácida se produce en condiciones extremas (T > 100º C y medio ácido concentrado), lo que provoca la destrucción de algunos aminoácidos esenciales como el triptófano (que está relacionado con la síntesis de una hormona: el ácido indol-acético) y la obtención de una mezcla de D y L, no siendo útiles los D-aminoácidos para la planta, como ya se dijo.
Por tanto, puede afirmarse que los que proceden de la hidrólisis enzimática de proteínas de origen vegetal (soja, girasol, etc.) constituyen un fertilizante equilibrado para las plantas al contener todos los aminoácidos necesarios y en las proporciones adecuadas. Por todo lo anteriormente mencionado, los aminoácidos entran al grupo de sustancias llamadas bioactivadores.